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El melocotón tiene su origen en China, llegó a Europa a través de Persia siguiendo las rutas comerciales. Durante mucho tiempo se pensó que era una fruta originaria de Persia y por eso se le llamó “Prunus pérsica” (ciruela de Persia). El melocotonero se introdujo en Europa a través de Grecia hacia el año 300 a. C. y en la Edad Media su cultivo se extendió por toda Europa. En el siglo XIX era un cultivo en expansión y en el siglo XX se empezaron a seleccionar variedades que se fijaban mediante injertos.

La especie “Prunas Pérsica”, incluye también las nectarinas, las pavías, los briñones y los paraguayos. Suele decirse de las nectarinas que son un cruce entre melocotonero y ciruelo, pero esto no es cierto, se trata simplemente de un melocotón lampiño, que se ha seleccionado para que la piel pierda la característica pelusa.

En la actualidad existen muchísimas variedades de melocotón cada una caracterizada por el color de la piel y de la pulpa, la época de maduración, la dureza de la carne, por tener la carne más o menos suelta o adherida al hueso, por tener la piel lampiña o con pelo, por el sabor…